El ecosistema empresarial actual es increíblemente dinámico. Globalmente, unas 350 millones de nuevos emprendimientos surgen cada día. Este es un número increíble, sobre todo cuando se toma en cuenta su valor como motor de crecimiento económico de cada país.
El problema es que la inmensa mayoría de estos proyectos nunca llegan a convertirse en empresas propiamente dichas. En efecto, sólo el 10% de ellas logran pasar el umbral de viabilidad para solidificarse en sus respectivas industrias. Más aún, aproximadamente sólo cuatro de cada diez emprendimientos llegan a ser rentables, y tres de ellos cerrarán debido a otros problemas.
Sorprendentemente, no muchos saben que es normal que un emprendimiento o negocio no genere rentabilidad por al menos dos años.
Esto puede sonar desesperanzador para aquellos que desean invertir su capital en una idea increíble de negocio, pero hay maneras de determinar si nuestro modelo empresarial podría llegar a ser rentable antes de invertir nuestro primer dólar. Una de las más sencillas es hacer un cálculo de punto de equilibrio.
En este artículo aprenderemos cómo hacer un cálculo de punto de equilibrio y los beneficios de esta práctica de planificación financiera.
Cuando pensamos en un modelo de negocio, siempre nos imaginamos cuánto se podría ganar por la venta de un producto finalizado o servicio. Sin embargo, es importante tomar en cuenta el costo total de producir, promocionar, y hacer que dicho producto llegue a las manos del consumidor final.
Como podemos imaginar, existe una brecha entre lo que nosotros imaginamos y lo que la realidad terminará imponiendo. Por ello es importante hacer un análisis de punto de equilibrio.
El punto de equilibrio es una situación donde un negocio no genera ni ganancias ni pérdidas. Esto sucede cuando el balance final después de un período en operaciones donde ya se han ejecutado los gastos necesarios y ya se han obtenido los ingresos esperados es exactamente cero.
Si bien, este punto no suena como una situación ideal, llegar a este estimado en el papel nos da información vital para saber qué esfuerzos se deben hacer para mantener a una empresa a flote o un punto de partida objetivo a partir del cual establecer metas hacia la rentabilidad.
Al igual que muchos conceptos financieros, el punto de equilibrio se encuentra usado una fórmula simple:
Costes fijos ÷ (Precio - Costos variables) = Punto de equilibrio en unidades
Para comprender mejor esta fórmula se deben establecer varias definiciones básicas.
Los costos son todos aquellos gastos en los que la organización incurre al estar operativa fabricando productos o brindando servicios. En otras palabras, el costo es el valor monetario de lo que se invierte al comprar y vender productos. Hay dos tipos de costos: fijos y variables.
Son aquellos gastos que no dependen del volumen de producción de la organización. Una organización no puede evitar el pago de los gastos fijos, incluso en tiempos de baja productividad. Esto significa que, a mayor cantidad de gastos fijos, mayor debe ser el esfuerzo de una organización para alcanzar el punto de equilibrio. Los gastos fijos más comunes tienen que ver con costos de alquiler, mantenimiento de equipos, impuestos sobre la propiedad, cuotas de seguro, y otros.
Estos gastos siempre estarán ligados a la intensidad de la actividad productiva. A mayor producción, mayores gastos. En este renglón se suele ubicar gastos de electricidad y servicios varios, materia prima, salarios de empleados, comisiones de ventas, y cualquier desembolso en el que se incurra debido a la producción de una unidad extra de producto.
Antes de utilizar la fórmula para calcular el punto de equilibrio, se debe determinar el valor de los gastos variables. Para ello se debe multiplicar la cantidad de producto por el costo de producir cada unidad.
Por ejemplo, imaginemos que una empresa produce camisetas impresas por un costo de $3 dólares por unidad. Si la compañía produce 100 camisetas, entonces el gasto variable sería $300, mientras que si produce sólo 50 unidades, el gasto variable se reduciría a sólo $150.
Para seguir con esta ilustración, imaginemos que nuestra empresa ficticia de camisetas paga un arriendo de unos $1500 mensuales, paga suscripciones por suites de software de diseño e impresión con un valor de $75 mensuales, y debe hacer abonos al banco por concepto de crédito por $250.
Todos estos gastos entran en el rubro de gasto fijo por un valor de $1825.
Digamos que se hizo un estudio de mercado y se determinó que el precio de venta de cada camiseta podía llegar a $10 en el mercado.
Sustituimos la fórmula de punto de equilibrio por las variables correspondientes:
1825 ÷ (10 - 3) = 260,7 Unidades.
Ahora sabemos que necesitamos fabricar (y vender) al menos 261 franelas para llegar al punto de equilibrio.
Si lo que se necesita es reducir ese punto de equilibrio y alcanzar rentabilidad de manera más rápida, hay dos maneras de hacerlo: aumentando el precio de venta o reduciendo gastos.
Digamos que descubrimos que nuestra audiencia no tendría problema en pagar un poco más por nuestro producto y lo elevamos a $12. El nuevo punto de equilibrio sería:
1825 ÷ (12 - 3) = 202,7 Unidades.
Por otro lado, digamos que descubrimos que podemos mudar nuestra producción a otro lugar ubicado en las afueras de la ciudad, reduciendo así nuestros gastos de alquiler a sólo $900. Esto daría como resultado un nuevo punto de equilibrio:
1225 ÷ (12 - 3) = 136,1 Unidades.
Como vemos, calcular el punto de equilibrio nos da una noción increíblemente clara de lo que se necesita para que un negocio pueda mantenerse a flote y permite trazar metas de producción de manera realista.
En términos generales, calcular el punto de equilibrio se vuelve imperativo para todo aquél que necesite un punto de referencia para saber si una acción será perjudicial o favorable. Sin embargo, hay otras razones por las cuales una empresa querría hacer un análisis financiero de este tipo.
Hay gastos que se realizan en toda organización que no son productivos o que no reportan ningún beneficio para el funcionamiento de ella. Muchas veces, estos gastos son difíciles de rastrear e, incluso, pasan desapercibidos para los sistemas contables. El problema con este tipo de goteo financiero es que, de ser ignorado, tienden a empeorar y, por lo general, representan grandes pérdidas financieras a largo plazo. Un cálculo de punto de equilibrio tiende a revelar la magnitud de estos problemas y ayuda a localizar estas fugas de recursos.
Muchas veces tendemos a actuar basándonos en corazonadas o bajo los efectos de grandes presiones, especialmente cuando hay mucha incertidumbre en los mercados. Contar con indicadores sobre nuestro punto de equilibrio permite tener una perspectiva sólida acerca de nuestra posición en el mercado y los potenciales costes de nuestras decisiones, evitando así decisiones que puedan afectar de manera negativa la salud de la organización.
Al trazar planes a largo plazo se deben establecer objetivos concretos y medibles. Un análisis de este tipo permite saber si estos objetivos son alcanzables. Los datos revelados también sirven como baremo para determinar cómo el esfuerzo dedicado a la consecución de estos objetivos podría afectar la rentabilidad de la organización.
Atraer inversionistas o asegurar créditos requiere una elaboración cuidadosa de un plan de negocios. Muchas veces, las partes implicadas querrán enfocarse en la viabilidad y las proyecciones financieras a largo plazo de la organización antes de aprobar un préstamo o inversión.
Nunca es fácil determinar el precio adecuado de nuestros productos y servicios. Muchas veces nos guiamos por el sistema de precios de nuestros competidores, o asignamos un valor a nuestros productos que depende de nuestra propia percepción en términos de calidad y excepcionalidad. Sin embargo, es siempre importante tomar en cuenta factores objetivos como los gastos relacionados a la producción para establecer un sistema de precios que nos permita encontrar un punto de equilibrio o, preferiblemente, ganancias. Esto sólo se puede lograr después de un cálculo del punto de equilibrio.
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Intuitivamente sabemos que este tipo de análisis se debe hacer antes de tomar decisiones financieras importantes. Sin embargo, se pueden localizar tres momentos en los cuales un cálculo de punto de equilibrio puede hacer la diferencia.
Al elaborar un plan de negocios, es indispensable saber cómo calcular el punto de equilibrio para determinar si el proyecto es viable. Cada negocio es diferente y puede contener variables que tienden a hacer más o menos difícil hacerlo sostenible o rentable.
En esta etapa, un cálculo de punto de equilibrio va a dar un indicador claro del precio al cual cada unidad debería venderse y qué volumen se debería producir para cubrir los costos iniciales y operativos. A partir de este conocimiento, se puede proyectar el tiempo necesario para alcanzar este equilibrio, y cuánto tomaría para que nuestra idea de negocio comience a generar ingresos.
Una vez que el negocio esté operativo y alcance su punto de equilibrio, se debe contrastar con los cálculos originales. La diferencia entre la realidad y los cálculos iniciales ayudarán a realizar cálculos de fiabilidad en el futuro.
Todos sabemos la importancia de la innovación en el ámbito empresarial. Un negocio exitoso que conoce las necesidades de su audiencia, sabrá la clase de productos que satisfarán sus necesidades. Sin embargo, cada nueva oferta requiere de inversiones iniciales que exigirán un número específico de nuevas ventas que las cubran.
Lo más sabio es calcular el punto de equilibrio de la nueva oferta o servicio, incluyendo variables como modificación o instalación de equipos, entrenamiento o adquisición de personal, diseño de paquetes, mercadeo y promoción, entre otras. Este análisis también ayuda a determinar el precio de venta adecuado para que el producto o servicio sea viable.
En muchos casos, incluso los productos mejor diseñados no llegan a justificar su coste a largo plazo. Por ello es vital hacer el respectivo cálculo del punto de equilibrio.
Debido a los constantes cambios en cómo las audiencias se relacionan con las marcas, muchas veces es necesario hacer cambios profundos en nuestros modelos de negocio para poder permanecer competitivos.
Por ejemplo, muchas casas de software han pasado de ofrecer paquetes de aplicaciones que deben ser renovados cuando se lanza una nueva versión, a ofrecer soluciones por suscripción que se actualizan periódicamente y permiten que sus usuarios estén siempre al día.
Esto supone un cambio radical en la línea de producción y las fuentes de ingresos de estas y otras compañías que han tenido que adaptarse a la nueva economía sustentable.
Hacer un cálculo de punto de equilibrio permite comprender cómo cambiarían las finanzas de una empresa de ingresos en caso de darse un proceso de reestructuración de la organización.
Una vez que se determina el precio adecuado de venta, y se optimizan los gastos fijos y variables, llega la hora de pensar en la mejor estrategia de venta que garantice que tu negocio comience a generar rentabilidad de manera sostenible en el tiempo.
La mejor solución es contar con una plataforma sólida enfocada en la productividad y que permita aumentar el volumen de ventas y operaciones de manera eficiente.
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