A la hora de tomar decisiones, la mayoría de las empresas llevan a cabo una reunión estratégica, a la cual están invitados los principales directivos. Pero ¿qué es una reunión estratégica y dónde radica su importancia? Se trata de un encuentro planificado y estructurado dentro de una organización, donde los líderes y los principales ejecutivos se reúnen para discutir, analizar y decidir el rumbo empresarial. No solo se abordan cuestiones operativas inmediatas, sino, y principalmente, se formulan estrategias que impactarán el curso de la empresa en el largo plazo.
Así, es fácil comprender la preocupación de las compañías por implementar las mejores prácticas en la gestión de reuniones estratégicas. Al fin y al cabo, de su resultado depende el futuro empresarial. Descubre cómo organizar una reunión estratégica y ejecutarla de manera eficiente para asegurar el crecimiento y la prosperidad de tu empresa.
Una de las mejores prácticas en la gestión de reuniones estratégicas es la preparación de un modelo que pueda aplicarse a diferentes encuentros a futuro. Una plantilla para una reunión de estrategia proporciona un marco organizativo para asegurar que se sigue el rumbo esperado. Su uso regular minimiza la pérdida de tiempo asociada a la toma de decisiones sobre la mejor manera de estructurar la reunión estratégica y, por lo tanto, permite enfocarse en temas más importantes.
Por otra parte, esta planificación de reuniones estratégicas ayuda a mantener una consistencia a largo plazo, simplificando el abordaje de las mismas. Los involucrados saben qué esperar de ellas, cómo funcionan y cuáles son las expectativas referidas a su participación. De este modo, se minimiza la necesidad de explicaciones y se puede centrar la atención en las cuestiones que realmente la requieren.
Uno de los pasos para conducir una reunión estratégica eficiente es la creación de objetivos que marquen el rumbo. Antes de comenzar a preparar la agenda de la reunión estratégica, tienes que responder a algunas preguntas básicas, como por ejemplo:
¿Por qué estás celebrando esta sesión de estrategia?
¿Qué quieres lograr?
¿Qué resultados buscas obtener?
¿Para quién es esta sesión?
Las respuestas facilitarán la definición de un objetivo general que servirá de brújula para la realización de sesiones estratégicas exitosas. Sin ellas, es probable que la discusión se desvíe de la temática central. En cambio, una meta clara proporciona dirección y establece expectativas, además de permitir el desarrollo de objetivos más pequeños, abordables y específicos. Supón que estás organizando una reunión estratégica para mejorar la eficiencia operativa (objetivo general). En ese caso, los objetivos específicos podrían ser identificar cuellos de botella y generar propuestas tangibles para enfrentar los problemas identificados. Como ves, esta forma de pensar te ayudará a dirigir el encuentro hacia acciones particulares.
Al inicio de este artículo, hemos definido qué es una reunión estratégica y, por lo tanto, ha quedado claro que esta clase de encuentros no requiere de una participación multitudinaria. Por el contrario, es aconsejable que la cantidad de asistentes a una reunión estratégica se reduzca al mínimo imprescindible, para garantizar que cada persona presente tenga un papel crucial en las decisiones finales.
En general, el equipo debería incluir al CEO, el CFO, el COO, los gerentes y líderes de equipos que estén involucrados en la estrategia, así como el facilitador o líder de la reunión y el secretario, quien se encargará de tomar notas. Según el caso particular, podría ser necesaria la presencia de profesionales específicos (especialistas o expertos relevantes, e incluso personal clave), debido a sus habilidades o conocimientos profundos sobre una determinada área. No obstante, por norma, la realización de sesiones estratégicas exitosas implica la continuidad en la asistencia, entendida como un equipo que regularmente participa de ellas. La alineación con los objetivos y el abordaje correcto de desafíos clave depende de tu elección de los asistentes; así que reflexiona cuidadosamente a la hora de tomar tu decisión.
Entre los elementos clave en reuniones de estrategia, destaca la agenda, un documento que sirve como hoja de ruta para abordar los temas críticos, aprovechando el tiempo disponible al máximo. Los beneficios de emplear una agenda de reunión estratégica son múltiples. Entre ellos, destacan:
Evitar la dispersión.
Asegurar que se cubran todos los puntos vitales.
Proporcionar una visión general a los participantes de manera previa al encuentro.
Contribuir a la eficacia de la reunión.
Incrementar la participación de los asistentes.
Reducir el número de reuniones al mejorar la gestión del tiempo.
Al momento de elaborar una agenda para una reunión estratégica, incluye, en primer lugar, la fecha, el horario y la ubicación de la reunión. En caso de llevarse a cabo de manera virtual, incorpora las coordenadas de la videoconferencia. Posteriormente, destaca el objetivo central y los objetivos intermedios. Señala también los resultados de reuniones anteriores relacionadas, acciones acordadas y análisis del entorno pertinentes. No olvides incluir detalles relevantes, como presentaciones o documentos de respaldo si fuese necesario.
Una vez hayas recabado toda esta información en un documento, envíala a los participantes (definidos en el punto 2 de este artículo) con la suficiente antelación para que puedan prepararse adecuadamente. En general, se recomienda al menos una semana de anticipación para que todos los involucrados tengan el tiempo suficiente para revisar los documentos y familiarizarse con los temas a tratar. De este modo, estarás sentando las bases de una reunión más participativa y colaborativa. Sin lugar a dudas, la creación de una agenda para reuniones estratégicas optimizará el tiempo del encuentro para obtener soluciones a cada problema.
Recopilar datos significativos de cara a los objetivos es una de las estrategias efectivas para reuniones que deberías poner en práctica. Si la reunión estratégica implicase una revisión del desempeño de la estrategia actual, quizá fuese interesante obtener las métricas claves del último periodo para obtener una visión panorámica del progreso.
En cambio, si se tratase de un encuentro enfocado a la generación de ideas para redes sociales, podrías reunir ejemplos de iniciativas previas que han sobrepasado las expectativas o lo que están llevando a cabo los competidores actualmente. Examina cada tema detallado en la agenda de la reunión estratégica y determina qué material de apoyo podría aportar al encuentro. Comparte los documentos con antelación para que todos los participantes cuenten con la información precisa para avanzar en pos de la meta planteada.
El sexto de los pasos para conducir una reunión estratégica es pensar de qué manera se puede incentivar la participación de los asistentes. Al fin y al cabo, la sumatoria de diferentes ópticas permitirá encontrar soluciones más innovadoras y creativas a los problemas presentados. Para ello, es imprescindible que, como líder de la reunión estratégica, concentres tus energías en estrategias para fomentar la comunicación bidireccional y la colaboración. A este fin, deberías crear un ambiente que promueva compartir opiniones, sin juicios de valor ni críticas negativas. La sensación de inclusión fomenta la diversidad de pensamientos que es, en última instancia, sumamente enriquecedora.
Algunas de las estrategias efectivas para reuniones que podrías adoptar incluyen:
Establecimiento de normas de participación.
Formulación de preguntas abiertas y provocativas, que invitan a la reflexión y la discusión, para estimular el pensamiento estratégico
Asignación de roles durante la reunión estratégica: uno puede ser el moderador, otro el “abogado del diablo” y así sucesivamente. Estos roles deberían variar de un encuentro a otro.
Uso de herramientas interactivas, como pizarras virtuales, plataformas de colaboración en línea o encuestas en tiempo real.
Empleo de mapas visuales o diagramas de lo conversado para organizar las ideas y las diversas perspectivas durante la discusión.
Todas estas propuestas contribuyen a la organización de debates estratégicos productivos, potenciando la participación activa y generando un ambiente que propicia la creatividad, el intercambio de opiniones y la discusión respetuosa para la posterior toma de decisiones.
La información compartida junto con la agenda de la reunión estratégica permite analizar el entorno y conversar, luego, sobre las tendencias y otras cuestiones. Sin embargo, una vez compartidos los diferentes puntos de vista, es necesario revisar los riesgos potenciales frente a cada solución propuesta. La idea de fondo es identificar tanto oportunidades como amenazas que se desprenden de los posibles planes de acción.
Durante la reunión estratégica, es imprescindible identificar situaciones que podrían repercutir en la estrategia que se está gestando. Una vez reconocidos los riesgos, se deberían definir diversas estrategias de mitigación y planes de contingencia para cada escenario contemplado. No olvides plantear la necesidad de reconocer los indicadores tempranos de cambios. De este modo, la empresa podrá responder de manera ágil y proactiva, en lugar de reaccionar a las circunstancias. La suma de las experiencias de cada participante confluirá en una visión panorámica más extensa y, seguramente, acertada.
El presupuesto y la estimación de tiempos no son temas menores. De hecho, deberían discutirse y cerrarse durante la reunión estratégica, ya que en ese momento están presentes los profesionales que toman las decisiones empresariales. Antes de dar por finalizado el encuentro, asegúrate de que se ha establecido el plan a seguir paso a paso. Esto implica desglosar las tareas de manera tal de obtener pasos individuales, cuya estimación del tiempo pueda ser más precisa. Por supuesto, deberían incorporarse márgenes adicionales para gestionar posibles obstáculos y llevar a cabo ajustes en el proceso.
Una vez se hayan determinado las tareas, hay que analizar los costes directos, como la contratación de personal extra, la compra de maquinarias o la inversión en tecnología, y los costes indirectos, como el tiempo que cada empleado deberá dedicar a su labor. Posteriormente, los presentes deberán evaluar la rentabilidad total de la estrategia, así como la de cada tarea para asignar de manera eficiente los recursos.
Otro de los elementos clave en reuniones de estrategia es el monitoreo continuo tras la reunión estratégica. En este punto, las acciones a ejecutar ya se han definido, pero aún queda un paso esencial: asignar las tareas y las responsabilidades. Cada acción planeada debe contar con un responsable claro. Este enfoque garantiza que cada miembro del equipo comprenda su contribución específica a la ejecución de la estrategia. Utiliza canales de comunicación efectivos para asegurar que todos comprenden lo que se espera de ellos.
Asimismo, la implementación de un software de gestión de tareas y proyectos puede simplificar tanto la asignación como la evaluación del progreso de cada tarea en tiempo real. Bitrix24 es una app completa que no solo te permite visualizar las tareas, sino también configurar dependencias entre ellas para que ante una demora, se modifique la fecha de entrega de las tareas principales. En algunas empresas, es habitual programar reuniones periódicas, cara a cara o mediante videoconferencia, dedicadas al seguimiento del progreso. No obstante, esto depende de tu compañía.
La última de las mejores prácticas en la gestión de reuniones estratégicas es la recapitulación de la reunión. Antes de despedirte de los presentes, corrobora que la estrategia ha quedado clara para todos. Cada uno de los profesionales debe abandonar la reunión estratégica con una visión panorámica, pero también detallada, de los objetivos empresariales, departamentales y personales acordados.
Este resumen final consolida la comprensión colectiva de las decisiones tomadas y las responsabilidades asignadas. Es el momento perfecto para abordar cualquier pregunta pendiente, clarificar cualquier punto ambiguo y reafirmar el compromiso de cada individuo con las tareas asignadas. Además, permite identificar posibles malentendidos y brinda la oportunidad de corregirlos de inmediato para evitar problemas a mediano o largo plazo.
La planificación de reuniones estratégicas efectivas implica reflexión y esfuerzo. Sin embargo, una vez has elaborado una plantilla para una reunión de estrategia, puedes emplearla en las sucesivas, minimizando el tiempo invertido en esta tarea y brindando mayor cohesión a la actividad.
Al organizar tu próxima reunión estratégica, considera los consejos que hemos compartido contigo. Estos pasos para conducir una reunión estratégica te ayudarán a sacarle el mayor beneficio posible a todo encuentro, sentando las bases para el éxito futuro de la empresa. Verás cómo la inversión inicial en la organización de debates estratégicos productivos se convierte en un activo valioso para el crecimiento y la prosperidad de tu negocio.Los componentes clave de una agenda de reunión estratégica exitosa son:
Fecha, hora y ubicación.
Listado de participantes.
Objetivos claros.
Orden del día, que incluya temas y preguntas a tratar, con tiempo y responsable asignado a cada uno.
Información sobre reuniones o acciones previas asociadas.
Para asegurar la participación activa y la efectividad en una reunión estratégica, puedes:
Comunicar el objetivo de la reunión con antelación.
Preparar una agenda del encuentro.
Asignar roles específicos a cada participante.
Emplear métodos interactivos, como la lluvia de ideas.
Fomentar la colaboración con preguntas.
Limitar el tiempo dedicado a cada temática para mantener la atención.
Priorizar la calidad sobre la cantidad.
Incluir información de acciones previas.
Establecer un ambiente relajado y positivo.
Resumir la reunión y asignar responsabilidades.
Los errores comunes que se deben evitar al dirigir una reunión estratégica son, entre otros:
No presentar ningún objetivo para guiar la reunión.
Impedir la participación activa al asumir el control total.
Falta de compromiso del líder.
Información previa inexistente, inexacta o irrelevante.
Mala gestión del tiempo, permitiendo discusiones prolongadas.
No involucrar a todos los miembros.
Excesiva complejidad de la conversación o de la extensión de la reunión.
No considerar los recursos necesarios para implementar estrategias.